jueves, 10 de octubre de 2013

"El Gran Gatsby", de Francis Scott Fitzgerald

Francis Scott Fitzgerald, Grandes Libros, El Gran Gatsby
Francis Scott Fitzgerald, autor de El Gran Gatsby. Fuente de la imagen


Título: El Gran Gatsby
Autor: Francis Scott Fitzgerald
Género: Novela
Primera edición: 1925, editada por C. Scribner´s Sons (Nueva York)



"Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que, año tras año, aparece ante nosotros... Nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más deprisa, abriremos los brazos, y... un buen día... Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado".
Comenzar a hablar de un libro por el final puede parecer extraño, pero las últimas líneas de El Gran Gatsby (quizás uno de los mejores finales de la literatura) nos dejan bien claro cuál es el leitmotiv de la novela: caminamos hacia el futuro, pero hay una fuerza oculta que irremediablemente nos retrotrae hacia el pasado. No podemos más que dejarnos llevar, de la misma forma que F. Scott Fitzgerald nos lleva astutamente por las líneas a veces extraordinarias, a veces trágicas de esta novela.
Ambientada en los locos años veinte, El Gran Gatsby se desarrolla entre Nueva York y Long Island. A través de la voz de Nick Carraway, un aspirante a escritor, se abre ante nosotros un mundo fastuoso y lleno de excesos que esconde, detrás de esa lujosa fachada, una decadencia inminente. Al igual que culminarían los esplendidos años 20 en los trágicos acontecimientos de 1929.
Nick, un joven sencillo que no está habituado a tales lujos, conoce a su nuevo vecino: un misterioso hombre llamado Gatsby que celebra fiestas en su mansión a las que acuden invitados casi tan excéntricos como el anfitrión. Nadie conoce en realidad a Gatsby, nadie sabe la verdadera historia de su vida y de su éxito, pero Nick, a quien Gatsby revela su amor hacia Daisy, comienza a preguntárselo. Gracias a él sabremos que tras la aparente perfección siempre se esconden oscuros motivos y que todas esas personas que rodean a Jay Gatsby no hacen más que confirmar una soledad muy concurrida, como diría el poeta Benedetti.
Gatsby, quien representa esa nostalgia y esa inclinación hacia el pasado, tal vez sea uno de los personajes más misteriosos de la literatura. Nunca se llega a saber quién es, nunca podemos adentrarnos en su mente si no es a través de  la propia curiosidad de Nick Carraway. Y quizás sea justo, porque como bien dice éste al comienzo del libro: “En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas por la cabeza: cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien -me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas.” ¿Y quiénes somos nosotros para criticar a Gatsby? Sólo conocemos de él lo que Fitzgerald ha querido mostrarnos. Y puede que ese halo de misterio que rodea al protagonista sea lo que más atraiga al lector, al igual que la luz verde que Gatsby veía desde su mansión al otro lado de la bahía le atraía a él.
El Gran Gatsby, publicada por primera vez en 1925, tuvo un éxito más bien moderado, pero con el paso de los años ha logrado obtener su merecido lugar entre las mejores novelas de la literatura universal.
Es tanta la atracción que provoca el personaje y el mundo que le rodea que varios directores han llevado al cine esta novela. Hay hasta cinco versiones diferentes, de las cuales la más conocida es la de Jack Clyton (1974), protagonizada por Robert Redford y Mia Farrow. La más reciente, estrenada en 2013, está dirigida por Baz Luhrmann. No obstante, ninguna de estas adaptaciones cinematográficas ha conseguido captar toda la magia que contienen las páginas del libro.
Y es que El gran Gatsby es una novela de obligada lectura que nos hará disfrutar de sus ingeniosos diálogos, sus extravagantes personajes y esa maravillosa aura tan años 20, tan ginebra y charlestón que hará que nosotros, lectores, seamos también incesantemente arrastrados hacia el pasado mientras disfrutamos su lectura.


Autora del texto: Victoria Mera García

Victoria Mera García es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada. Ha vivido durante un año en Rouen (Francia) y otro en Braga (Portugal) gracias a becas de su universidad. Su primer poemario en solitario se titula Rutas de Vuelo, publicado por Ediciones Oblicuas en 2013.

Además, ha sido publicada en 3x3, Colección de Poesía, 4 (Editora Regional de Extremadura), en Taller de la Poesía y del Relato, Antología 2011 (Editora Regional de Extremadura, 2012) Trece (rumorvisual, 2010) junto con otros doce poetas extremeños. Ha colaborado en las revistas literarias Generación espontánea, Ágora, papeles de arte gramático, El coloquio de los perros, Fábula, Norbania, Ventana sur (Cuba) y Papalotzi (México).

Su estilo ha sido definido como una "minuciosa arquitectura literaria" y sus poemas "frescos y llenos de poesía".

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