Antoine de Saint-Exupéry y El Principito. Fuente de la imagen |
Título: El Principito
Autor: Antoine de
Saint-Exupéry
Género: novela
Primera edición: Reynal & Hitchcock, 1943, con el título Le Petit Prince
Género: novela
Primera edición: Reynal & Hitchcock, 1943, con el título Le Petit Prince
Edición comentada: Alianza
Emecé (1993, edición nº 31), traducida por Bonifacio del Carril
Antoine
de Saint-Exupéry (1900–1944) tenía cuarenta y tres años cuando publicó El Principito, una novela corta de difícil clasificación (no es para niños pero tampoco es en apariencia una novela al uso para adultos)
que con el paso de los años acabaría por convertirse en el libro más leído de
la literatura francesa. Más que cualquier título de Proust, Zola o Flaubert…
Su
autor, un exaviador que había participado en la Segunda Guerra Mundial,
escribió la novela (que incluye ilustraciones realizadas por él) cuando vivía exiliado
en Estados Unidos, quizá tratando de olvidar el horror de la guerra. No era su
primer libro: ya era conocido por el gran público por títulos como Vuelo de noche (1931), Tierra de hombres (1939) o Piloto de guerra (1942), que le habían
servido para hacerse un nombre como escritor y como héroe de guerra.
Saint-Exupéry
conocía el desierto de Sahara por su experiencia como aviador, y fue
precisamente en un desierto donde ambientó El Principito, que narra la relación entre un piloto cuyo avión queda averiado
en la ardiente arena (solo tiene provisiones para ocho días) y un pequeño
príncipe que dice venir de otro planeta. El lenguaje es muy sencillo, pensado
quizá para niños, pero de manera sutil el libro se permite disquisiciones de
calado sobre la naturaleza humana, y deja un retrato nada positivo de los
adultos, que le dan la espalda a la esencia de la vida y se dejan llevar por
ambiciones estériles.
El
libro supone un canto a la infancia y a la simplicidad, que es posiblemente uno
de los mejores accesos a la felicidad.
Pero
¿era feliz Saint-Exupéry? Posiblemente no. Su matrimonio con Consuelo Suncin había sido un fracaso. Se encontraba cansado, tenía mala
salud y le consideraban demasiado mayor para pilotar aviones en batallas
arriesgadas. Le embarga cierta insatisfacción existencial difícil de combatir,
posiblemente más que los enemigos nazis a las que se había enfrentado. La
visión de una Europa en ruinas, esa Europa por la que había luchado, no debió
de mejorar su ánimo en absoluto.
El aviador y escritor
falleció en una misión de reconocimiento, un año después de la publicación de El Principito. Había partido solo, sin
compañeros de viaje, de la base militar de Borgo, en la Alta Córcega. Nada
volvería a saberse de él. Cabía suponer que hubiera sido abatido por un avión
alemán, pero no quedó el menor rastro del que pilotaba él. Hasta que en 1998 un
pescador dio con una pulsera del aviador, regalo de su esposa. Los restos de su
avión fueron encontrados en el mar, concluyendo así cierto misterio sobre su
muerte (aunque algunos todavía se preguntan si fue derribado o si fue un
suicidio).
Con mucho la obra más conocida de Saint-Exupéry, El Pincipito sigue siendo
un clásico de la literatura, al margen de etiquetas. Frecuentemente comparado
con libros emblemáticos como Platero y yo o Alicia en el país de las maravillas, El principito sigue deleitando a niños y
a adultos, seducidos por ese pequeño príncipe de la palabra que nos dejó
valiosas observaciones sobre la amistad o la responsabilidad.
El principito, en fin, es un clásico que nunca pasará de
moda, quizá porque los temas que aborda son inherentes a la condición humana, y porque sabe rescatar ese niño que todos llevamos dentro.
Agenda Moleskine El Principito
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